En el 86, me trasladé a vivir a esta Villa y, desde entonces, he visto abrir y cerrar a muchas tiendas, bares, discotecas,..., cuya vida se podría calificar de efímera. Sin embargo, me ha sorprendido mucho ver que Algete está rodeado de pequeños pueblos, en los que se pueden encontrar restaurantes de larga tradición y reconocido prestigio.
Movido por la curiosidad de este particular comportamiento comercial, sobre todo en lo referido a la restauración, he preguntado a los dueños de varios negocios y he analizado diferentes causas que trataré de explicar en este artículo:
1º Impuestos.
Las tasas establecidas por el Ayuntamiento de Algete, por las terrazas de verano, no son precisamente bajas. Desde el pago de unos 120€ por mesa, en suelo público, hasta una tarifa establecida por poner una terraza en suelo privado, en cuyo caso no acabo de entender que encima de tener tu propio espacio, pagues al Ayuntamiento por esto. Además, están por encima de los impuestos soportados por los negocios en los pueblos de alrededor.
2º El alquiler de los locales.
Este punto, me parece todavía más flagrante que el de los impuestos, ya que he visto cambio de negocios, de un local a otro, debido al elevado alquiler impuesto por sus dueños. He oído cantidades que considero realmente desorbitantes, por alquilar un local en este Pueblo. Cantidades que rondan los 2.000 o 3.000 euros, son difícilmente soportables para un negocio en Algete.
Tengo la desagradable sensación de que hay personas que piensan vivir o incluso enriquecerse, sólo con el alquiler de un local, en un pueblo de algo más de veinte mil habitantes.
Como ejemplo palpable de este error, es la cantidad de locales que se quedan cerrados durante larguísimos períodos, lo que hace que sus dueños pasen de querer cobrar una incomprensible cantidad, a ingresar cero, por mantener su local cerrado.
3º El desconocimiento de los emprendedores.
Creo que es loable la valentía que puede tener cualquier emprendedor para poner en marcha un negocio, sobre todo, en nuestra Villa. Sin embargo, sería muy deseable que algunos, fueran conscientes del desconocimiento del campo en el que se aventuran y se asesorasen bien y se rodeasen de profesionales con experiencia que llevasen sus negocios con ciertas garantías.
Son varios los negocios que ya han cerrado y que desde la primera visita piensas: "Este no durará mucho". Se deja entrever fácilmente, en la restauración, la falta de experiencia en el trato con los clientes, torpeza para servir, desconocimiento incluso de ciertos combinados muy populares, etc. Vamos, que pedías un irlandés en un bar de copas y aparecía el camarero con un señor borracho, de Dublín, que estaba pasando unos días en Algete.
Todas estas causas deben cambiar, para favorecer el crecimiento y enriquecimiento de un pueblo que lucha por mejorar, desde hace muchos años, pero que sólo consigue boquear para tomar un oxígeno que parece que nunca llega.
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