La Biblioteca Municipal de Algete ha acogido este viernes 26 de abril, coincidiendo con “La noche de los libros”, la conferencia “Algete en tiempos de la Inquisición”, que ha sido impartida por Fermín Mayorga, especialista en la Inquisición española. Mayorga es ganador del Premio Hispano Luso José Manuel Sarabia en 2008, por el trabajo Los Herejes del Guadiana Fronterizo, así como autor de las obras Los Moriscos de Hornachos Crucificados y Coronados de Espinas o Los Herejes de Mérida.
La Inquisición Española, o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos y limitar la influencia de religiones diferentes al Cristianismo, como el Judaísmo, el Islam, el Luteranismo y también todas aquellas conductas que ellos consideraban herejía. Un ejemplo de estas actuaciones era la de quemar vivos a los herejes, blasfemos, iluminados, supersticiosos… Ese era el fin de la Inquisición: aunar al pueblo español en un solo pensamiento y comportamiento dictaminado y aprobado por la Iglesia Católica y la Monarquía.
La Inquisición persiguió con saña a los judíos conversos, moriscos y sodomitas. Fueron muchas las familias enteras abrasadas en nombre de Dios por abrazar el Pentateuco o el Corán, algunos de ellos habitantes de Algete en aquella época. Y es que la Inquisición actuó en todos los puntos de la España reconquistada: las detenciones se desarrollaban en todo el país donde hubiese un hereje. Estos serían llevados, dependiendo del distrito, a Llerena, Toledo, Madrid, Valladolid, Valencia, Cuenca, Canarias, Sevilla, Granada… Lugares donde se celebraban los famosos autos de fe y donde se encontraría el temido quemadero o brasero.
Pero no solo acabaron en la hoguera. Muchas víctimas de la Inquisición acabaron condenados a galeras, remando como galeotes, o fueron azotados o condenados a cárcel a perpetuidad, o a sufrir la humillación pública… Los reos tenían que ir con el sambenito puesto, es decir, con un traje de humillación similar al que actualmente llevan los nazarenos en las procesiones de Semana Santa (capirote y hábito con dibujos de llamas hacia arriba si el reo iba a ser quemado o con llamas hacia abajo si el reo se reconciliaba y pedía perdón a la Iglesia). Ese sambenito se colgaba posteriormente en las paredes de las iglesias de donde era natural el reo (incluso en la Iglesia de Algete se colgaron estas prendas). Llevaban un letrero con el nombre y apellido del condenado, la herejía cometida, la condena y la fecha de su auto. De ahí viene la frase de “te colgaron el sambenito”. Estas prendas difamatorias estuvieron colgadas de las paredes de los templos hasta 1834, año en el que quedó abolida la Santa Inquisición.
Fermín Mayorga ha dado algunos nombres de herejes algeteños que fueron ejecutados o perseguidos por la Santa Inquisición en la época: Alonso Díaz (carnicero de la villa), Diego Méndez (mayordomo del Conde de Puñonrostro), Eugenio Aguado de Lara (sacerdote de la iglesia), Agustina Salgado (beata), Pedro González García y Carballido (pretendiente al cargo de inquisidor), Francisco Mostazo (cura que se hizo pasar por inquisidor), Juan López Martínez (presbítero), Luis Pérez Cobeña (tratante de mulas), etc.
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