domingo, 25 de noviembre de 2018

Educar y concienciar contra la Violencia de Género


“No, si nunca me ha pegado. Solo es brusco, grita un poco”. (Carmen, 47 años)

“A veces me habla mal, pero vamos, lo normal. Se enfada y me menosprecia” (Sara, 23 años)

Violencia contra la mujer. Violencia no es solo pegar. Carmen es una mujer trabajadora. Madre de dos hijos pequeños. Su marido pasa muchas horas fuera de casa. Entre semana apenas hay problemas. La rutina y la falta de tiempo, consiguen que apenas tengan contacto. Pero el fin de semana la cosa cambia. El tiempo en familia es desmoralizador. “No sé si es por pasar más tiempo juntos, pero cada día son más los gritos, las malas caras, los desprecios”.

Sara es estudiante de enfermería. Sale con un chico desde hace dos años. Cada día la desprecia más. Le insulta en la calle, delante de quien sea, con malas palabras… Es agresivo aunque nunca le haya pegado. “Le molesta la ropa que me pongo y es capaz de gritarme "pareces una puta" en medio de un centro comercial”.

Esto son solo dos ejemplos que he conocido hace poco tiempo. Violencia del día a día. Actitudes despreciables que no solo se dan hacia las mujeres. También hay casos al revés. Y también debemos contarlos. Pero, por desgracia, son hoy en día las mujeres las que más sufren la violencia de género y la desigualdad, en casa, en el trabajo y en la vida cotidiana. Por ello, se conmemora el 25 de noviembre como el Día Internacional  Contra la Violencia de Género.

Todo surgió tras el hecho ocurrido en 1981, cuando asesinaron a tres hermanas, en República Dominicana. En 1999, la jornada de reivindicación fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Se invitó a gobiernos, organizadores internaciones y organizaciones no gubernamentales a convocar actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre este problema.  Porque es  terrible escuchar las noticias y comprobar que continuamente emiten informaciones sobre mujeres asesinadas. Sin olvidar a los niños, víctimas también de todo esto. Y cómo no, otras formas de violencia como son la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual o la mutilación genital femenina.

Me gustaría  compartir con vosotros información del  Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, para detectar los primeros signos de maltrato:

Ciertos comportamientos, actitudes, comentarios u omisiones son manifestaciones de la violencia de género. Puedes estar sufriendo maltrato si tu pareja o expareja…
  • Ignora o desprecia tus sentimientos con frecuencia.
  • Ridiculiza, insulta o desprecia a las mujeres en general.
  • Te humilla, grita o insulta en privado o en público.
  • Amenaza con hacerte daño a ti o a tu familia.
  • Te ha agredido alguna vez físicamente.
  • Te aísla de familiares y/o amistades.
  • Te ha forzado a mantener relaciones sexuales en contra de tu voluntad.
  • Te controla el dinero y toma las decisiones por ti.
  • No te permite trabajar.
  • Amenaza con quitarte a tus hijas e hijos en caso de dejarlo.
Una relación saludable es aquella basada en los principios de confianza y respeto mutuo. Si has iniciado recientemente una relación en la que pesan más el control y los celos, y aparecen alguna de las actitudes que citamos a continuación, te recomendamos estar alerta y actuar. No permitas esta situación ya que podría ser el comienzo de una relación de maltrato:
  • Él controla tu manera de vestir.
  • No expresas tus opiniones libremente por miedo a la reacción de él.
  • Él revisa tu teléfono móvil y las redes sociales.
  • Continuamente te sientes inferior o menos que él.
  • Tu pareja muestra celos frecuentemente.
  • Has dejado de salir con tu círculo de amistades porque a él “no le caen bien”.
SI CREES QUE ESTÁS SUFRIENDO VIOLENCIA DE GÉNERO, ¿QUÉ PUEDES HACER?

El primer paso que puedes dar es explicar tu situación a otras personas y pedir ayuda.

Te aconsejamos buscar el apoyo de familiares y amistades de confianza para que te apoyen y acompañen en estos momentos difíciles. Si has perdido el contacto con ellos en los últimos tiempos, intenta retomarlo.

Es normal que tengas miedo a equivocarte, que sientas que aún le quieres. A menudo buscamos razones para justificarle (“es tan celoso porque me quiere”, “perdió los nervios porque tiene mucha responsabilidad”, “si soy buena esposa/pareja él cambiará”) o para minimizar la violencia (“no fue para tanto”, “esto le pasa a todo el mundo”). Estas creencias son falsas y pueden confundirte, debes saber que tú no provocas ni eres culpable de la violencia y que no hay ninguna razón que la justifique.

Si tu pareja te trata mal y utiliza la violencia, no podrás ser feliz. Aunque cueste dar el paso y te de miedo dejarle, con el apoyo de tus seres queridos y de profesionales especializados lograrás volver a quererte a ti misma y a romper con el círculo de maltrato.  En este sentido, hay  toda una serie de recursos con el único objetivo de mejorar los mecanismos de protección, seguridad y asistencia a las mujeres víctimas y a sus hijos e hijas.  Así que recuerda, NO ESTÁS SOLA, ESTAMOS CONTIGO.

Para empezar, te recomendamos que te pongas en contacto con el teléfono gratuito de información y asesoramiento jurídico 016, servicio público puesto en marcha por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, en funcionamiento las 24 horas del día, y en él serás atendida por profesionales especializados en esta materia. Este servicio garantiza la confidencialidad de los datos de las personas usuarias y atiende en 51 idiomas.

Si eres menor de edad y crees que alguien de tu entorno está sufriendo violencia de género, puedes llamar a ANAR, al número de teléfono 900 20 20 10.

Asimismo, en la página Web del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se ha creado una Web de recursos de apoyo y prevención ante casos de violencia de género (WRAP) Se abrirá en una ventana nueva, que permite la localización de los recursos policiales, judiciales y de información, atención y asesoramiento, más próximos a tu localidad.

SI CREES QUE ALGUNA MUJER DE TU ENTORNO PUEDE ESTAR SUFRIENDO VIOLENCIA DE GÉNERO, ¿QUÉ PUEDES HACER?

En primer lugar, es importante que comprendas la complejidad de la violencia de género. En numerosas ocasiones son las propias víctimas las que se oponen a denunciar a su agresor por diversas razones, entre las que se pueden incluir el miedo, la culpabilidad, la vergüenza, la falta de redes de apoyo social o familiar o la dependencia económica del agresor. Esta resistencia puede provocar incomprensión en el entorno, por lo que la ayuda que personas cercanas (familiares, amistades, compañeros de trabajo) podáis brindarle es esencial.

Te recomendamos que no la presiones y le hagas saber que estás ahí para apoyarla. Trata de comprenderla y no la juzgues. Intenta hablar con ella de sus sentimientos, del mal trato, del control que ejerce su pareja y de la oportunidad que tienen ella y, en su caso, sus hijos e hijas de empezar a vivir sin miedo y en un ambiente libre de violencia.

Tienes a tu disposición el 016, un teléfono de información y asesoría jurídica gratuita en funcionamiento las 24 horas. Si eres menor de edad y crees que alguien de tu entorno está sufriendo violencia de género, puedes llamar a ANAR al número de teléfono 900 20 20 10.

SI PRESENCIAS UN ACTO DE VIOLENCIA DE GÉNERO

No mires hacia otro lado, actúa. Tradicionalmente la violencia de género se consideraba un asunto privado en el que ninguna persona externa debía intervenir. Sin embargo, hoy en día la violencia de género está considerada como un problema social y es un delito público. Por ello, la ciudadanía tenemos la obligación de denunciar a las autoridades, para que se puedan activar los diferentes mecanismos de protección a la mujer y los hechos no queden impunes.

En caso de oír o presenciar un acto de violencia de género, ponte en contacto con el teléfono gratuito de asistencia inmediata 112, indicando con precisión el lugar de los hechos para que la policía acuda lo antes posible.

Termino con unas palabras mías escritas ya hace unos años. Porque no quiero ser víctima pero tampoco seré cómplice:

"Robó tu alma mientras las palmas de sus manos me mostraron el infierno. Su amor por ti fue una tremenda farsa. Una farsa de la que quiso que fuera partícipe. Buscó mi aliento más de una tarde de aquél largo año. Más no lo encontró. Movía el frágil candil de la entrada, ese que el jorobado guardián colocó más allá del alcance de nuestras torpes manos. Mas mi silencio encontró una y otra vez. Solo un día me acerqué. Abrí la puerta y le miré fríamente. Se acercó lentamente e intentó besarme. Buscó una mirada cómplice pero yo coloqué el freno de mano. ¿Qué esperaba?"

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