viernes, 13 de octubre de 2017

Tu lucha es mi lucha

“Pasa, siéntate. Tenemos que hablar”. Estas fueron las primeras palabras que escuchó Teresa. El doctor le acompañó hasta la silla. Ella notó que su corazón se aceleraba y comenzó a temblar.

Hacía poco que había cumplido 50 años y se realizó su primera mamografía. Acudió a la cita tranquila. “Una prueba como otra cualquiera”. Pero no, esta vez iba a ser diferente.  El diagnóstico le desgarró por dentro: cáncer de mama. Tres palabras que hirieron su alma para siempre. En ese instante pensó en sus hijos, su marido, su madre… No fue fuerte, no quiso aparentar valentía. Quiso llorar, temblar, gritar de rabia. Sentirse mal, cabrearse con el mundo y pensar “¿por qué yo?”.

Teresa acudió a las sesiones de quimioterapia en el Hospital la Princesa de Madrid. Sufrió, como tantas otras mujeres, los desagradables efectos secundarios del tratamiento. Malestar, vómitos, cansancio, pérdida de pelo…

Pasaron los meses y los médicos le anunciaron que todo estaba bien. Teresa volvió a sonreír. Comenzó a disfrutar de nuevo de la vida. Viajes sencillos con su marido y sus hijos. A la playa, al pueblo con la familia. Cenas, paseos… Volvió a trabajar. Cuando tocaba, acudía a sus revisiones médicas. De allí, salía contenta.

Independientemente del cáncer, pasados dos años del terrible diagnóstico, se realizó pruebas para someterse a una intervención de las cuerdas vocales. Nada tenía que ver con el cáncer. Sin embargo, tras la operación, llegó la peor noticia que jamás deseó conocer. El cáncer de mama había regresado. Teresa, sin haberse podido recuperar de la intervención, recibía la noticia como un jarro de agua helada. Deseó tirar la toalla. “Más no. Otra vez no”.

En poco más de un mes, acudió de nuevo a sus revisiones y comentó que se encontraba muy cansada. Se agotaba con facilidad. Los médicos, tras analizar su situación, descubrieron que tenía un derrame pleural. Además, le hicieron un TAC cerebral y allí aparecieron más tumores. El cáncer había regresado fortalecido, invadiendo nuevas partes de su cuerpo.

Lo que vino después, fue rápido y trágico. Ingresó en el hospital. Cuidados paliativos más que tratamientos curativos. Visitas de numerosos familiares y amigos, cual despedida anunciada… Imaginaos a Teresa en esos momentos. Yo la vi. Sonreía un momento y, al segundo, te decía que estaba harta. De ser la mujer más fuerte que he conocido jamás, pasó a ser la mujer más débil que mis ojos pudieran imaginar. Y se marchó. Me dejó… Nos dejó. Hace apenas un mes y medio. El cáncer de mamá se convirtió en cáncer de mama con metástasis y pudo con ella.

Soy consciente de que los mensajes que se lanzan estos días son de esperanza. De que cerca del 80% de los casos se curan. Pero hay que contar la información optimista sin olvidar a ese porcentaje de mujeres que necesitan que no las olvidemos. Las que antes de los cinco años tras el primer tumor, recaen y sufren cáncer de mama con metástasis. Para ellas, para todos, que no cese la investigación.

El cáncer de mama representa el tipo de cáncer más frecuente en la mujer, con una incidencia anual de más de 22.000 casos. Además, supone la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Fijaos en el dato que podemos leer continuamente estos días: 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida. Escalofriante.  Fundamental, para una posible curación, es que se detecte pronto. Para ello, se debe realizar la autoexploración del pecho y controles médicos. Yo, personalmente, desearía que las mamografías que realiza la Seguridad Social se comenzaran a hacer antes de los 50 años.

Y, para encontrar nuevos y más efectivos tratamientos, INVESTIGACIÓN.

El 19 de octubre se conmemora el Día Contra el Cáncer de Mama. Un día de color rosa donde se pretende concienciar a la sociedad de esta enfermedad y, sobre todo, de la importancia de la prevención. “Tu lucha es mi lucha” es la frase que la AECC ha elegido para la campaña contra el cáncer. A través de su web, podemos colaborar, ya sea comprando las ya conocidas gafas de sol rosas o las pulseras que llevan este eslogan.

Pero, sin movernos de Algete, también podemos ayudar en esta lucha. Como cada año, la Hermandad de la Virgen de las Flores colabora con el ya conocido #Súmatealrosa y realiza diferentes acciones para los vecinos. Entre ellas, el domingo 22 de octubre, se celebra el “IV Café solidario contra el cáncer”. Un acto que cuenta con un éxito tal que ya no quedan entradas. Yo misma no he podido conseguir una. Sin embargo, tal y como han publicado en Facebook, también disponemos de la “Fila Súper 0” dónde podréis realizar libremente vuestro donativo, pudiendo ser anónimo si así lo decidís.

El número de cuenta al que podréis ingresar el donativo es el siguiente:

2085-9732-48-0330411186.

Además, han invitado a los comercios de Algete a sumarse a la causa. Ya son varios los que van a participar y, seguramente, en los próximos días se apunten más. La Hermandad de la Virgen de las Flores va subiendo a su cuenta de Facebook todas las propuestas. Podéis seguirlo desde aquí. Todo el dinero que se recaude irá destinado a la investigación.

Porque sí, porque tu lucha es mi lucha, porque se puede curar, porque hay un 20% de mujeres que desarrollan metástasis, porque es vital que no cese la investigación… Por nuestras madres, hermanas, amigas, vecinas… Por nosotras mismas… Todos contra el cáncer. #Súmatealrosa #Tuluchaesmilucha
 


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