jueves, 10 de octubre de 2024

Vecinos por Algete rechaza la tala de encinas en Santo Domingo

El partido político local Vecinos por Algete se une a la denuncia de las organizaciones ecologistas y rechaza también la posible tala de encinas centenarias en Santo Domingo para la ampliación del aparcamiento de las instalaciones deportivas privadas de la urbanización algeteña.

Sergio Velasco ha recordado que “la Ley 8/2005, de 26 de diciembre, de protección y fomento del arbolado urbano de la Comunidad de Madrid prohíbe la tala, el arranque o abatimiento, de árboles con más de diez años de antigüedad o veinte centímetros de diámetro de tronco al nivel del suelo que se ubiquen en suelo urbano. En su artículo 2 de esta norma indica además que el arbolado que se vea necesariamente afectado por obras de reparación o reforma de cualquier clase, o por la construcción de infraestructuras o por su presencia en el interfaz urbano forestal, se procederá a su trasplante”.

Varias asociaciones ecologistas, entre las que se encuentran la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), la Asociación Ecologista del Jarama El Soto,  Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA)  y Liberum Natura han denunciado que el equipo de gobierno de Algete, integrado por PP, UCIN y USD, junto con la Junta Gestora de Vecinos de la urbanización Santo Domingo y la agencia inmobiliaria Gilmar-Balbo Proyectos pretenden arrancar varias decenas de encinas para ampliar un aparcamiento en el polideportivo de la urbanización.

Estos colectivos conservacionistas madrileños no ven necesaria la construcción del aparcamiento y consideran que en caso de construirse debería integrarse en el paisaje. “No sería necesario talar las encinas existentes que podrían aportar zonas de sombra importantes. La eliminación de la cubierta vegetal y las zonas terrizas en las ciudades es una práctica que está, cada vez más cuestionada. Asfaltar u hormigonar el suelo incrementa la temperatura ambiente e impermeabiliza el suelo que pierde su capacidad de filtrado de agua”, señalan las ONGs.

La encina es un componente clave del bosque mediterráneo y proporciona hábitats diversos para una amplia variedad de especies. Su estructura proporciona refugio para aves, insectos, mamíferos y hongos. Su sistema radicular profundo ayuda a prevenir la erosión del suelo, contribuyendo a la conservación del suelo en áreas donde crece.

Además, sus hojas y bellotas contribuyen al ciclo de nutrientes del bosque mediterráneo. La caída de hojas aporta materia orgánica al suelo, y las bellotas alimentan a la fauna local. Ha desarrollado adaptaciones para sobrevivir en condiciones de escasez de agua, como la capacidad de cerrar pequeños poros en las hojas para reducir la pérdida de agua. Su capacidad para prosperar en condiciones adversas la convierte en un símbolo duradero de la naturaleza resiliente.

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